viernes, 24 de julio de 2009

No Hay Otro Fundamento

Autor: Benny Hinn

Nuestro Señor Jesús compara la vida Crsitiana con un hombre que construye
una casa: “Todo aquel que viene a mí, y que oye mis palabras y las hace,
os indicaré a quien es semejante. Semejante es al hombre que al edificar
una casa, cavó y ahondo y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino
una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo
mover, porque estaba fundada sobre la roca. Más el que oyó y no lo hizo,
semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento;
contra la cual el río dió con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina
de aquella casa” (San Lucas 6:47-49). “Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que esta puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios
3:11).
Lor tres requisitos para edificar nuestras vidas en Cristo son:
A. Ven a El: “Quien viene a mi…”
B. Escucha lo que El está diciendo: “…y escucha lo que estoy diciendo…”
C. Haz lo que El te pide: “…y lo hace…” San Judas Apóstol 1:20 nos
instruye de la siguiente manera: Pero vosotros amados, edificandoos sobre
vuestra santísima fe…”
Hechos 20:32 revela que la Palabra nos edifica. Efesios 2:22 nos llama
“…edificados para morada de Dios en el Espíritu”. David el Salmista
continuamente se refiere a Dios como “La Roca” sobre la cual nuestra vida
espiritual esta edificada (Salmo 18:2; Salmo 62:6).
A. Debemos venir a El. Pedro recibe la revelación de quien Cristo
realmente es: “ y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del
hades no prevalecerán contra ella” (San Mateo 16:13-18). En este pasaje,
podemos encontrar cuatro puntos clave para poder nosotros tener un
fundamento en la roca, Jesucristo:
1. Debemos tener un enfrentamiento cara a cara con el Hijo del Dios
viviente, Jesucristo: En San Mateo 16:13-18 cuando Jesús le pregunta a
Pedro “¿Quien decís que soy yo?” Pedro le contesta, “Tu eres el Cristo,
el Hijo del Dios Viviente”. Pedro experimentó un encuentro cara a cara
con el Cristo viviente.
2. Es por medio del Espíritu Santo que podemos recibir una revelación
que Cristo es el Hijo del Dios Viviente: El Señor le dijo a Pedro:
“Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo revelo carne
ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (San Mateo 16:17).
3. Debemos aceptar esta revelación. Pues Pedro declaro: “Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios Viviente” (San Mateo 16:16).)
4. Debemos declarar esa revelación públicamente. En la región de Cesárea
de Filipo, un lugar donde miles de personas se citaban para adorar
ídolos, Pedro declaró públicamente: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
Viviente”. El hizo una declaración pública y confesó ante las multitudes
quien Jesús era.
B. A. Debemos escuchar lo que El está diciendo. Cuando Jesús habla de
escuchar lo que El nos dice, se refiere a escuchar por medio del Espíritu.
El Salmo 33:6 nos muestra que es el Espíritu Santo quien revela la Palabra
de Dios. El Señor declara: “El que tiene oídos para oír, oiga” (San Mateo
11:15). Escuchar la voz del Señor no es en forma pasiva o como confesión
hueca o vacía; es el recibir la palabra de Dios en su espíritu como una
bocanada de aire puro. 2 Timoteo 3:16 declara que : “Toda la escritura es
inspirada por Dios…” La palabra “inspiración” tiene una raíz de origen
Griega que significa “respirar” y significa también inhalar y exhalar.
Cuando usted recibe la Palabra en su espíritu interno, puede “exhalarla”
en confesión la cual lleva consigo poder y significado efectivo. El
Espíritu sin la Palabra producen: “Fanatismo”. La palabra sin el Espíritu
produce: “Formalismo”, hay forma mas no hay poder. “…porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de
Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21).
Cuando hacemos una confesión basada en la Palabra debemos asegurarnos de
que el Espíritu Santo se está moviendo en nosotros. En el Salmo 25:8-9
encontramos que: “Encaminare a los humildes por el juicio” únicamente los
humildes en Cristo recibirán su Palabra.
C. A. Debemos hacer lo que El nos pide.
Hay siete manifestaciones que se presentan en el creyente cuando este
obedece lo que Dios nos manda hacer: Edificar nuestras vidas en la
Palabra.
1. Nace la Fe. Romanos 10:17 dice: “…así que la fe es por el oír, y el
oír, por la palabra de Dios” Esta fe es fe en Dios no fe en fe. Cuando
la Palabra de Dios es fundida en nuestro ser por medio del Espíritu
Santo, nacerá en nosotros Fe sobrenatural.
2. Como obtener la victoria sobre el pecado. Salmo 119:11 declara que:
“En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” La
Palabra de Dios le dará poder contra el pecado.
3. La Santidad le caracterizara. Porque la Palabra de Dios no vendrá a
usted por medio de la mente, sino por el poder del Espíritu Santo, usted
podrá llevar una vida de santidad, San Juan 17:17 declara :
“Santificalos en tu verdad; tu palabra es verdad” Efesios 5:25-27 nos
dice que “...Cristo amó a la iglesia y se entregó a si mismo por ella,
para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por
la palabra”
4. Usted Tendrá una mente sana y limpia. La Palabra de Dios limpia la
mente de contaminantes que el mundo ofrece y le da entendimiento. Salmo
119:130 nos dice: “La exposición de tus palabras alumbra, Hace entender
a los simples”
5. Tendrá la victoria sobre satanás. 1 Juan 2:14 dice: …la palabra de
Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno” Porque la
Palabra está en usted, por lo tanto usted vencerá al enemigo.
6. Usted tendrá paz. Salmo 85:8 nos dice: “…Porque hablara paz a su
pueblo y a sus santos…” Cuando usted tiene fundamentos fuertes,
encontrará la paz.
7. Usted se gozará. Cuando usted construye su vida en unos cimientos
firmes y fundamento estable su vida estará llena de gozo. Jeremías 15:16
“Fueron halladas tus palabras y yo las comí y tu palabra me fue por gozo
y por alegría de mi corazón…” Jesús declaró: “Estas cosas os he hablado,
para que mi gozo este en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Juan
15:11) Su fundamento será probado, La vida del cristiano no ofrece un
camino hacia el cielo sin tormentas. Mateo 7:24-27 declara: que la
tormenta, símbolo de problemas en la vida, vendrá.
Si su vida esta cimentada en un fundamento fuerte y seguro, como la del
hombre sabio quien construyo su casa sobre la roca, nada lo sacudirá. Pero
si su vida es superficial, sin substancia como aquella del hombre simple
quien construyó su casa sobre la arena, un fundamento débil, no soportará
la tormenta. La biblia claramente nos dice que en esta vida, enfrentaremos
tormentas (Hechos 14:22).
¿Podrá su casa resistir la tormenta? Si está su vida cimentada en la Roca,
Jesucristo, ninguna tormenta podrá vencerlo.

miércoles, 22 de julio de 2009

Cómo ser siempre fiel a mi pareja

El 100% de los hombres y mujeres serán tentados sexualmente por lo menos una vez en la vida. Pero la tentación no es pecado, sino cuando cedemos ante ella. Jesús fue tentado en “todo” pero sin pecado. Debemos suponer que ese “todo” incluye tentación sexual. Creemos que así fue. No obstante, Jesús venció, no pecó. Permítannos hacerles algunas sugerencias para los dos:

a) Sean amigos: la relación matrimonial debe ser una relación de amigos. Cantar de los Cantares 2:2 presenta el matrimonio de dos amantes y dos amigos al mismo tiempo. Los amigos no se traicionan, se escuchan mutuamente, nada se ocultan. Compartan sus presiones, problemas y aun sus tentaciones sexuales para que ambos puedan orar y cubrirse. Una esposa que no sabe escuchar a su esposo, será sustituida por otro oído femenino, atento y reflexivo. Cuidado, la Biblia dice: “los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite, mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos, sus pies descienden a la muerte; sus pasos conducen al Seol”, Proverbios 5: 3-5.

b) No busquen excusas: la más grande de todas: “cometí adulterio porque mi esposa/o no me satisface”. Es la más citada a la hora de reconocer este pecado, como si fuera motivo que justificara la infidelidad. Esta excusa agrega dolor sobre el cónyuge, que además de haber sido traicionado, ahora resulta ser el culpable de la infidelidad.

c) Sean realistas: no se engañen, la infidelidad no mejorará ninguna situación; las heridas por el engaño persisten por mucho tiempo. Siempre existen otras opciones y no la infidelidad. Cantar de los Cantares nos describe la fidelidad como una fortaleza inconquistable: “Yo soy muro, y mis pechos como torres, desde que fui en sus ojos como la que halla paz”, Cantares 8:10. Hay otro pasaje igualmente hermoso, Cantares 4:12: “Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada”.

d) No crean que nunca les va a pasar: pueden ser tentados aunque no lo busquen o no lo quieran. Y no depende de su estado espiritual. Es verdad que cuanto más cerca de Dios estén, más lejos del pecado estarán; pero verdad es también que vivimos todavía en un cuerpo débil. Nadie duda que Jesús fue el hombre más santo y que su relación con Dios jamás fue rota; aun así fue tentado.

e) Decidan a cada minuto permanecer fieles a Dios y al cónyuge: deben decidir ser fieles a cada momento. Como lo dijo William Cutrer: “No existe el matrimonio a prueba de aventuras extramatrimoniales”.

f) Ganen la batalla en la mente: una fantasía sexual con el compañero de trabajo, un sueño erótico, el deseo de un beso apasionado, etc., pueden ser el origen de un grave problema. Un pensamiento inmoral conduce a un acto inmoral. Lleven todo pensamiento a la obediencia a Cristo y rechacen todo aquello que les separará de Dios y del cónyuge.

g) Pongan freno a los ojos: recuerden que los pecados de varios personajes bíblicos comenzaron con la vista. “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto...”, Génesis 1:6. Nota: hay tres palabras que constituyen los peldaños en la escalera descendente al pecado: ver, codiciar y tomar. Jesús dijo: “El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz”, Mateo 6:22 NVI. No deben ignorar que los ojos son órganos sexuales muy poderosos. Una mirada codiciosa conduce a menudo a pensamientos pecaminosos que pueden dar lugar a una acción inmoral. Job tiene un buen consejo que darles: “Hice pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?” Un pacto con los ojos es una buena decisión para evitar todo pecado sexual.

h) Huyan: contra el diablo, el consejo bíblico es resistir y él huirá; contra la flaqueza espiritual, Jesús nos exhortó a velar; pero contra la fornicación, el mandamiento es HUIR. De ningún otro pecado la Biblia nos manda a huir sino de la idolatría y de la fornicación, 1ª Corintios 10:14 y 6:18. Pablo, en 1ª Corintios 6: 18 dice: “Huyan de la inmoralidad sexual...” NVI. También Pablo le escribe al joven Timoteo en estos términos: “Huye de las malas pasiones de la juventud...”, 2ª Timoteo 2:22 NVI.

Tomado de www.placeresperfectos.com.ar

El temor de Dios


Por Guillermo Maldonado

Adora, respeta y ríndele honor a tu único y verdadero Dios. El santo temor de no ofenderle debe ser la motivación de todo cuanto hacemos.

En Isaías 11: 3 leemos: Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni por lo que oigan sus oídos.

El Espíritu Santo tiene siete facetas y una de ellas es la del temor de Dios. Para comprender esta faceta debemos hablar de las tres motivaciones de los creyentes. Nos impulsan la voluntad de Dios, el amor y temor hacia Él. En nuestro matrimonio, negocios y vida familiar, muchas veces hacer Su voluntad es suficiente; en otras situaciones basta el amor a Dios, pero hay momentos cuando lo único que puede motivarnos a obrar con rectitud es el temor de Dios.

Génesis 22: 12 dice: Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.

Abraham ofrendó a su hijo porque temía y respetaba a Dios, no solo porque le amaba y quería cumplir Su voluntad. Ese temor es un terror santo que se desata en nuestras vidas para que hagamos lo correcto.

No es el temor natural que sentimos en situaciones extremas como cuando estamos en peligro de muerte. Tampoco es temor de cobardía que tiene cuatro características: proviene de Satanás, nos paraliza, atormenta y hace huir. Dios no te da espíritu de cobardía sino de autoridad para confrontar tu situación.

El temor de Dios tampoco es aquel religioso superficial que procede del hombre y esclaviza. Mucho menos puede confundirse con el temor a los hombres que los hace ver más poderosos que el mismo Dios, que es opuesto a la confianza en Él y no promueve la obediencia al Padre. Entonces, el temor de Dios es la reverencia y respeto que le tenemos y evita que le ofendamos.

Éxodo 20:2-3 nos recuerda: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.

Dios es el dueño de toda preeminencia. Somos sus criaturas y es justo que le demos el primer lugar en nuestras vidas. Aquello que más temes es lo que se convierte en tu dios, así que témele a Él, que te dio la vida y se sacrificó para darte la salvación. Las crisis, enfermedades y pecados no pueden sustituir Su lugar. No temas más al diablo que a Dios. Es momento de darle la honra a quien la merece. Este es un tiempo donde la fe de los cristianos está siendo probada.

El temor de Dios debe motivarnos a llevar una vida santa. Cuando el amor ya no funciona el temor debe inspirarnos respeto.

La base fundamental de donde proviene la sabiduría es del temor de Dios. Uno de los dones que admiro en el pastor Cash Luna es su sabiduría que proviene de esa integridad y temor que tiene de Dios. Los pastores tenemos debilidades, somos humanos pero el temor nos guarda de caer en pecado y tentación. Pido por el temor en mi vida y en la de todos los hombres justos. La inteligencia es educación pero la sabiduría viene de un corazón que teme al Señor. Si quieres derramamiento y gloria debes estar preparado. Corrige tu conducta y busca la santidad.

Es tiempo de arrepentirnos. La iglesia solamente crece y se edifica en el temor de Dios. Lo que crece bajo mentira es superficial. El temor es respeto y reverencia. Recuerda que puedes temerle hasta que reconozcas Su santidad.

La santidad es el atributo y esencia del Señor y lo que debe moverte a temerle con reverencia. Si has perdido el temor de Dios clama para recuperarlo en tu boca, en tus ojos, mente y corazón para luchar por lo bueno y santo. (ver fragmento en video, "el temor de Dios")

lunes, 20 de julio de 2009

Juan Carlos Alvarado - Amigo

Abraham: Amigo de Dios


“Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2:23)

Abraham en el Monte de Moriah es el ejemplo supremo de la fe.

En este texto hay algo que no se encuentra en ningún otro pasaje de la Biblia – la frase “amigo de Dios.”

Abraham fue el ejemplo mejor de un amigo de Dios. No hubo ninguna otra persona que fue elevada al nivel de Abraham.


Esto nos enseña que Dios sí tiene amistades especiales. Las Escrituras dicen que Dios amó a Jacob pero odió a Esaú (Romanos 9:13), que Dios rechazó a Saúl pero prefirió a David, que Dios en Cristo escogió los doce sobre los setenta, y Pablo, Santiago y Juan sobre los doce. Dios habló a los profetas por medio de sueños y visiones, pero a Moisés habló cara a cara como un hombre habla con otro hombre.

No debemos esperar que Dios tenga la misma amistad con toda persona. Nunca lo ha tenido y nunca lo tendrá. El hombre juzga por las apariencias exteriores pero Dios juzga por los secretos del corazón.

¿No te alegras que el omnipotente, omnipresente, y omnisciente Dios escogió sus amigos de entre los humanos pecadores y no los ángeles y que encontró uno quien pudo llamar amigo sobre todo amigo?

Ya que somos hechos en la imagen de Dios ¿no tenemos nosotros también el privilegio de ser amigos con Dios?

¿Por qué escogió Dios a Abraham sobre otros hombres como Enós, Noé, José, Moisés, David, Elías, y Daniel? La respuesta a esta pregunta se encuentra en Santiago 2. En este capítulo Santiago define la fe.

Para muchos leyentes las escrituras de Pablo no explican muy bien lo que es guardar la fe. Aún más, muchas personas, especialmente los que no han leído bien el libro de Santiago, han decidido que solo necesitas creer que eres salvo para serlo y que solo necesitas creer que iras al cielo para hacerlo. Santiago destruye esta lógica en su libro.

Santiago dice:

“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2:17-23).

Te di este pasaje entero para que veas la transición entre fe falsa y fe definida por la obra de Abraham.

Primeramente, la palabra “obras” en el pasaje es sinónima con la obediencia. Cuando Santiago dice, “la fe sin obras es muerta,” quiere decir que la fe sin obediencia es muerta. La obediencia permita la eficacia de la fe.

Por segundo, Santiago compara la fe sin obediencia con la fe del diablo: “También los demonios creen...” Claro que creen. En un tiempo todos fueron ángeles. Claro que creen. La diferencia es que aunque creen, no obedecen. Tiene “fe sin obras.”

Por tercero, observa como Santiago reprende a todos los creyentes que tienen fe sin obediencia como los demonios. El los reprende por ser vanos y necios.

Para mejorar su caso aun más Santiago nos dirige hacia Abraham como el ejemplo supremo de la fe. “¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?” ¡Esa es fe verdadera!

En ese momento las Escrituras fueron cumplidas y Abraham fue llamado amigo de Dios. Por medio de la experiencia de Abraham, la fe bíblica fue definida para toda la Cristiandad.

Estudiemos este evento un poco más: Dios mandó a Abraham que llevara su único hijo para sacrificarlo en el altar. De nuevo, fue en este momento que la obediencia y la fe combinaron para complacer a Dios.

La obediencia de Abraham fue así: “Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo...” (Génesis 22:3).

Abraham obedeció inmediatamente y empezó su jornada al Monte Moriah para sacrificar a su hijo. Construyó el altar y puso la leña sobre él. Puso a Isaac en el altar e intentó matarlo.

Esta es obediencia perfecta. No es como la obediencia parcial del Rey Saúl cuando salvó la vida del Rey Agag y sus ovejas. La obediencia de Abraham fue perfecta.

La obediencia de Abraham también demostró fe perfecta. Abraham creyó que una vez muerto Isaac, Dios lo resucitaría porque le había prometido a Abraham que por medio de su simiente toda la tierra sería bendecida. Abraham tuvo fe perfecta que Dios haría lo que había prometido (véase Romanos 4:16-22). ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Ahora estamos listos para hacer las preguntas grandes: ¿Cuándo llamó Dios a Abraham un amigo de Dios? y ¿Cuándo fueron cumplidas las Escrituras? Fue en el momento que Abraham empezó a mover el cuchillo hacia el pecho de Isaac. Fue precisamente en ese momento que la justicia de Dios fue derramada sobre Abraham.

Desde ese día, en cualquier momento que la fe pura y la obediencia perfecta se manifiesten en el mismo corazón la justicia de Dios será derramada sobre él. Todos los que han tenido esta experiencia son los verdaderos hijos de Abraham así como Jesús hable de Zaqueo (Lucas 19:9), y todos los que carecen de la fe de Abraham no recibirán la justicia de Dios así como el Rey Saúl. Debemos confiar en Dios con todo nuestro corazón y obedecerle para recibir su justicia.

No se encuentra en toda la Biblia una ilustración mejor de la fe y obras (obediencia) que la de Abraham en el Monte de Moriah. Fue Abraham, entonces, quien recibió la promesa eterna de Dios, la promesa que llegó a ser la definición y el estándar para nuestra salvación.

Es por esta razón que el hombre rico en Lucas 16 vio a Abraham desde el Hades. El ver a Abraham fue la forma en que Dios le recordó de la razón por la cual estaba en las llamas eternas. El rico se consumía porque no tuvo fe como Abraham.

Es por esta razón también que Mateo 8:11 dice, “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.”

Es por esto también que en Lucas 13 Jesús dice, refiriéndose al Día del Juicio, “Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (v. 26-28).

Hay algunos que dicen que en el momento que lleguemos al cielo nos encontraremos con Pedro al quien tendremos que presentar con una respuesta teológica digna de entrada al cielo. ¡Que tontería! No existe prueba bíblica de que esto sea cierto. Pero sí hay prueba bíblica que todo el que va al infierno verá a Abraham desde lejos así como el hombre rico.

Escudríñate ahora y ve si tienes la fe de Abraham para que la justicia de Dios pueda ser derramada sobre ti.

Para cerrar, una encuesta reciente hecha por Charles Allen de los miembros de la iglesia identificó estas estadísticas interesantes:

10% no se encontraron

20% nunca asisten a la iglesia

35% nunca leen la Biblia

40% nunca contribuyen a la iglesia

60% nunca estudian materiales religiosos

75% nunca toman responsabilidad en la iglesia

85% nunca invitan otras personas

95% nunca han ganado otra persona para Cristo

100% esperan ir al cielo

Santiago dice, “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?”

Si, Abraham fue el amigo de Dios. Ahora sabes y te regocijas que tu también puedes ser un amigo de Dios. Jesús dijo, “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Juan 15:14).

sábado, 20 de junio de 2009

Lo sabe, lo cree, lo hace


Para lograr milagros necesitas conocer, tener fe y poner en práctica la Palabra de Dios.

Todos anhelamos milagros pero para lograrlos necesitamos fe. El Señor dice que es más bendición dar que recibir y sólo dando es como recibimos. Cuando un milagro sucede hay alguien que lo recibe y alguien que lo facilita. Como hijos de Dios debemos provocar cosas buenas en otros para convertirnos en candidatos a recibir.

La crisis es una realidad mundial que nos afecta a todos. En medio de la recesión económica, violencia y desempleo necesitamos fe y palabras de aliento. Mis empleados por ejemplo tienen suficiente con enfrentarse a los problemas en la calle, así que yo les motivo con palabras optimistas, no soy un jefe de cara amarga porque deseo ser identificado como un cristiano que practica su fe.

Hechos 3: 1-7 nos dice: Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;

El libro de Hechos en sus dos primeros capítulos relata la situación de los discípulos después de la resurrección de Jesús. Él les había pedido esperar a que el Espíritu Santo los visitara y derramara poder sobre ellos. Durante los 40 días posteriores al milagro de la resurrección les recordó los principios más importantes del Reino. Les dijo que debían imponer manos para sanar enfermos, llevar a las personas al conocimiento de Dios y recordar que la Palabra tiene poder. Finalmente el Espíritu Santo descendió sobre ellos y los llenó de unción. Seguramente fue un escándalo ver y escuchar a esos hombres borrachos en el Señor.

Saber para creer

Luego de recibir la unción Pedro y Juan se encontraron con el cojo. En ese momento Pedro recuerda las palabras de Jesús y confiando en ellas decidió sanarlo. No le dio limosna sino que cambió su vida para gloria del Señor. Pedro comprendió las promesas que conocía. Esa es la primera fase de la fe que produce milagros. Tú debes estar seguro de los que sabes acerca de las promesas de Dios y decidirte a actuar, así como Pedro lo hizo. El discípulo tomó lo que sabía y creyó. Ese es el proceso: escuchar y comprender la Palabra para luego ponerla en práctica.

Creer para hacer

El momento de la decisión es pasar del “saber” al “creer” porque puedes saber mucho pero no creer nada. Nota que aunque Pedro no sabía exactamente que había sucedido en su vida, estaba seguro que ya no era el mismo y compartió lo que tenía. Definitivamente sabía mucha Palabra al igual que los demás discípulos pero fue el primero en obrar un milagro porque se animó a creer. Muchas veces no trascendemos a una vida de milagros porque dudamos y estamos pendientes de lo que dirán los demás. Cuando no estás seguro de las promesas, prefieres no creer y evitar la vergüenza.

Ahora piensa en el cojo, él no era cristiano, seguramente sabía algunas cosas sobre Jesús pero realmente no era un creyente. Muchas veces sucede así. Hay personas que tienen su vida comprometida con Dios pero no logran alcanzar sus milagros, por el contrario hay algunas personas que sin estar muy cerca del Señor reciben su milagro inmediatamente. Esto sucede porque creer puede más que saber, pero la fe con conocimiento es más poderosa.

Fe para actuar

Hechos 3:16-17 relata: Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros. Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes.

Pedro hablaba de su propia fe y de cómo ésta era la llave para obrar milagros. Luego habló de la fe del cojo porque es necesario que ambos crean para recibir. Seguro Pedro también tuvo dudas frente a las personas que le veían pero las superó. En ese momento actuó en base a lo que sabía y creía. Esa es una gran lección para todos.

Las cuestiones de la fe son así, debes estar convencido y actuar creyendo en las promesas. Obra según te corresponde y deja que Dios haga su parte. Si nos piden orar por un enfermo, debemos hacerlo con la fe de tener la Palabra y la decisión de hacerlo. Sin importar si el milagro de sanidad se hace evidente, debes darle gloria a Dios. No temas ni te avergüences porque la obra es de Él. Si el Señor ya te dio la Palabra, créele y confía. Él necesita esa plataforma de confianza para bendecirte. Imita a Pedro que decidió actuar, toma de la mano al cojo y ordénale que camine, entonces el milagro se producirá.

Dios cumple lo que promete. La fe que produce milagros está basada en el conocimiento del Señor, tu carácter decidido y capacidad de actuar. Personalmente no quiero que me reprenda por haber desperdiciado todas Sus promesas. Quiero tomar la decisión sin miedo porque tengo la seguridad que de Su parte todo está listo para bendecirme.

Actúa, no esperes más. Tenemos al Espíritu Santo que nos llena de poder. La unción es más que sentirte gozoso por un momento. Ser lleno del Espíritu es dejar que realmente te transforme en una mejor persona. No desperdicies la unción y actúes como un pato que al salir de agua está tal como antes.

Ministerios Cash Luna.

viernes, 29 de mayo de 2009

Una fe expectante

Algo grande viene a tu vida, solamente debes demostrarle al Señor que crees en sus promesas y las esperas sin importar cuanto tarde.

Hebreos 11:1 nos comparte: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

La fe es certeza y convicción de lo que no es visible. Es necesaria la esperanza para que exista fe. La Palabra dice que al creyente todo le es posible. Hay una escala, si no espero no demuestro mi fe y sin fe nada es posible.

Aprendamos a esperar aunque nos desagrade. No hay nadie que con mucha hambre tenga la paciencia de aguardar turno para comprar comida. Nos desagrada hacer cola en cualquier lugar, en el banco, en el buffet de una boda, donde sea nos desesperamos con facilidad. Si dejas de esperar, te olvidas de creer y entonces ya no eres candidato para recibir. La clave para recibir es creer y la clave de creer es esperar.

Hay cuatro razones por las que dejamos de esperar y que nos alejan del proceso de recibir sanidad, felicidad y unción del Señor.

Cuestión de tiempo

Una de las razones por las que no esperamos es tiempo. La Biblia dice que la paciencia es fruto del Espíritu, o sea que ser desesperado es producto del mundo. Una joven bonita y especial pero desesperada se casa con quien no debe. Es decir que el peor gorgojo que come la mejor mazorca porque ésta no sabe esperar.

2da. de Pedro 3:9 dice: El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Dios no retarda sus promesas, nuestra duda y desesperación tal vez sí. Hay gente que se muere y no recibe lo prometido porque su conducta limita la capacidad de recibir. Dios quiere bendecirte ahora pero no tiene la culpa de que tu actitud atrase el proceso.

Romanos 8:25 recuerda: Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.

Dios te reserva aquello por lo que has creído con paciencia. Como cuando quieres comprar un auto que ves en catálogo y tienes que esperar a que esté disponible. Si alguien más lo pide, el vendedor le dirá que ya está apartado. Dios no juega con nuestros sentimientos e ilusiones. No engaña porque quiere que alcances todo lo que anhelas. Tu paciencia le pone un letrero con tu nombre a las promesas del Señor. Así le sucedió a mi esposa que me reservó para ella delaten Sus ojos.

Esperar lo invisible

En Romanos 8:24 leemos: Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?

Las cosas invisibles son un reto y la segunda razón por la cual dejamos de esperar. Todo lo que anhelas es una provocación de Dios y una oportunidad para ti. El esposo, la familia, la casa o carro que no tienes son una promesa.

Hebreos 11: 27 dice: Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.

Ver lo invisible te sostiene. Moisés dejó lo que veía y se sostuvo con lo que no veía. No ver las cosas desmotiva cuando debería ser al contrario. Lo que no vemos y deseamos ver tiene que ser un motivo para luchar. Proclama: “No me voy a desesperar, me sostendré en la fe”.

Desinterés y falta de enfoque

Este es el tercer motivo que nos orilla a desesperar. Muchas veces sabes lo que Dios quiere para tu vida pero ya no te motiva, pierdes el interés. Esto es realmente peligroso. Esaú es un ejemplo. Vendió su primogenitura porque tenía hambre, perdió el enfoque y cambió algo muy anhelado en esa época por un plato de lentejas. No pierdas de vista las promesas. Yo trabajo con jóvenes y es difícil que se mantengan enfocados. Para buscar novia les sugiero hacer un listado de las características que buscan. Algunos dicen que eso es atarse y ser demasiado calculador, pero es mejor tener claro lo que se quiere a perder el rumbo. Si no estás seguro de lo que deseas y pierdes la paciencia para esperar las promesas, cualquier cosa que venga estará bien. Entonces te verás en el trabajo que nunca pensaste y viviendo una vida que no querías.

Frustración

Dejamos de esperar por decepción. Si intentas muchas veces lo que anhelas y no ves avances, debes insistir. Sigue creyendo porque Dios responderá. Dice la Palabra que la esperanza no avergüenza. No prestes atención a las críticas o burlas. Con orgullo afirma que morirás creyendo porque esa es la actitud que agrada al Señor. No abandones tus sueños e insiste en tu fe. Debes estar dispuesto a esperar para alcanzarlos. Tomas Alva Edison, el inventor de la bombilla eléctrica dijo: “Muchos de los fracasos en la vida los experimentan personas que no se dan cuenta de cuán cerca estuvieron del éxito cuando decidieron darse por vencidos”. Muchas personas se rinden cuando están a punto de lograr sus objetivos. Si buscas sanidad, espérala, no abandones la lucha cuando estás tan cerca de lograrla. No desesperes, sostén tu mirada en lo invisible.

Estas cuatro cosas provocan que abandones tu promesa y proyecto de vida. Pero hay otras tres que te ayudarán a alcanzar tus metas. La primera es la fe.

El escudo de la fe

Efesios 6:14-16 advierte: Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

Hay una vestidura especial para los cristianos. Para lograr tus metas necesitas protegerte con la fe. El versículo es contundente sobre esto. Cuando dejas de creer en algo y piensas que ya lograste todo lo que anhelabas, eres un blanco fácil para el ataque del enemigo. Si te propusiste ganar US$10,000.00 y lo logras, tu ánimo se relaja y bajas la guardia, te confías. Los líderes de la iglesia nos propusimos alcanzar un gran número de grupos en casa. Cuando lo logramos organizamos una celebración especial a la que asistieron miles de jóvenes. Yo estaba realizado y en ese momento el Señor me dijo: “Eres presa fácil porque alcanzaste tu objetivo”. Si logras algo que te habías propuesto, busca metas más difíciles de alcanzar. Busca siempre concentrar tu fe y esfuerzo en un objetivo concreto. Cuando inauguramos el templo, el pastor Cash dijo que ya estaba pensando en el siguiente proyecto porque este lugar nos quedaría pequeño en poco tiempo. Ni siquiera llenábamos el primer templo y ya estaba pensando en el segundo porque la fe es su escudo de protección. Lograrás lo que te propones si tienes la fe por escudo.

Déjate guiar por Dios

La segunda ayuda para alcanzar lo has esperado es ser guiado por Dios. La fe debe estar dispuesta a esperar en cada momento. Si eres líder debes demostrar que tu fe es expectante, o sea que espera por más. No pienses que ya diste tu mejor prédica, piensa que aún tienes muchas prédicas poderosas que compartir con la que Dios te usará más que nunca.

La fe debe esperar minuto a minuto. Cuando vienes a la iglesia debes venir esperando que el Señor te toque más que nunca. Si el ES ya te llenó piensa que puedes ser lleno aún más, nunca dejes de esperar porque aún hay más. Si Dios te a hablado, seguro tiene más que decirte, espera.

Detente a esperar

La tercera cosa que te ayuda a lograr tus metas es pararte a esperar. No te muevas de ese sitio donde esperas al Señor porque eso lo provoca. Algo grande viene a tu vida. Espéralo y prepárate porque seguramente vendrá. Cuando Él te pregunte, dile: “Espero todo lo que no veo, sé que tienes mucho para mi”. No te impacientes ni desconfíes, espera con fe porque hay muchas promesas de Dios para tu vida.

Fe sin límites

Si tienes un enfermo en tu familia cree y espera a que Dios te regale salud. Todos tenemos muchas necesidades. Párate delante de Él, dile que crees y no te moverás hasta que obre en aquello que le has pedido. Nuestro trabajo en la iglesia es enseñarte a esperar en las promesas de Dios hasta el día en que Él obre.

Si estás esperando que algo ocurra, ofrécele tu vida al Señor y demuéstrale que tu fe está firme y que estás convencido que con esa actitud provocas algo grande.

Cree por más de Su espíritu y espera que te lo de. Él no retarda su promesa y con nuestra actitud lo urgimos a que nos herede. Declara que hoy recibirás lo que tiene guardado para ti.

El Señor no ha terminado contigo, más de su Espíritu puede venir a tu vida. Aunque seas tentado recuerda que Él no retarda sus promesas, rétalo con tu fe sin límites. Dios espera que le entregues lo que eres. Demuéstrale que aguardas por Sus promesas y bendiciones.


Pastor Jose Antonio Putzu
Ministerios Cash Luna

jueves, 21 de mayo de 2009

La bendición de la soltería


El Señor dijo que no le era bueno al hombre estar solo. Pero esto lo dijo después de un tiempo en que Adán pasó a solas y en el que fué formado y bendecido. Hay un tiempo en el que la soltería es buena, y otro en donde debes disfrutar del matrimonio.

Cada vez que pido a un auditórium de personas que aquellos que estén solteros levanten la mano, éstos lo hacen acompañado de gritos. Luego le pido a los casados que levanten la mano y lo hacen acompañado de un rotundo silencio. ¡Pareciera como que están más felices los solteros que los casados! ¡como que el matrimonio les hubiera quitado el gozo de la vida!

El primer soltero de la Biblia

Si tu eres soltero, te tengo una pregunta: ¿Quién fue el primer soltero que menciona la Biblia? Piensa bien por un momento. ¿Habrá sido José? ¿Fue Jacob acaso? ¿Abel? No. Ninguno de ellos. El primer soltero que relata la Biblia es Adán. Recuerda que él estuvo un buen tiempo soltero, cuidando del huerto de Edén y nombrando a cada una de las más de 500,000 especies de animales. Eso le llevó mucho tiempo. Cuando Dios vio lo que había hecho dijo que era "bueno en gran manera" (Gen 1.31). Si ser soltero fuera algo malo, ¿por qué Dios dijo que lo que había creado era bueno en extremo? Si fuera malo ser soltero, ¿por qué nacemos así?

Dios hizo cinco cosas con Adán:

  1. Lo formó.

  2. Sopló en el su aliento de vida sobre él. Sopló de su Espíritu.

  3. Lo estableció en el jardín de Edén.

  4. Lo bendijo y le prosperó, ya que le dio todo árbol deseable a la vista.

  5. Le dio un mandato: “De este árbol no comerás”. Le provocó dominio propio.

Fue hasta después de eso que dijo Dios: “No es bueno que el hombre esté solo”.

Pon atención a esto. Primero lo formó, luego sopló su Espíritu, lo estableció, lo bendijo y le dio un mandato. Solo entonces Dios mismo dice que no es bueno que sigas siendo soltero. Pero cuando el Señor ve un hombre deforme (en sentido espiritual), en la carne, que no está establecido (es decir, inestable), que no ha sido bendecido ni cumple con sus mandatos, el debe decir algo así: “hay mucho por hacer en éste, por lo tanto es bueno que siga soltero”.

Tu conces el resto de la historia: el Señor hizo caer a Adán un sueño profundo, tomó una costilla de él y formó a la mujer. Luego Dios mismo trajo la mujer al hombre, y Adán la tomó por esposa. Nota que Dios trajo a la mujer pero nunca se le declaró a Eva en lugar de Adán. Fue éste quien djo "esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Por lo tanto, dejará el hombre a su padre y su madre, se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne". El Señor puede mostrarte y acercarte a tu pareja, pero solamente tu decidirás si la tomas o no. Tu eres quien debe declarársele, no Dios.


La bendición de la soltería

Hay un momento en que es bueno a todo joven estar solo. El grano de trigo debe caer en tierra, quedar solo y morir antes de dar fruto. El problema de muchos es que no saben disfrutar el momento que viven. Si están solteros, se afanan por casarse; si están casados se escabullen como solteros.

Todo es hermoso en su tiempo. Si estás soltero no te afanes por casarte. Disfruta la soltería mientras te dure, pues cuando te cases dejarás de ser soltero hasta que enviudes. No cedas ante la presión social, confía en Dios. Fue El mismo quien dijo "no es bueno que el hombre este solo". No lo pensó Adán, lo dijo Dios primero. Igual es en tu vida. El ha pensado en tu pareja desde mucho antes de lo que tu lo has hecho.

Si tu no aprecias la soltería, entonces tendrás el gran riesgo de casarte por los motivos equivocados: afán, temor al rechazo, vergüenza, rebeldía a los padres, huir de tu casa, etc. Dios no bendice estos motivos, y quienes así lo hacen encuentran problemas en su matrimonio.

La aflicción por ser soltero trae riesgos. Las hijas de Lot creyeron que ya no habían hombres con quienes casarse después que vieron a Sodoma y Gomorra destruirse. Planearon embriagar a su padre y acostarse con el, para tener hijos. De esa unión inicua nacieron las naciones de Amón y Moab, enemigas del pueblo de Dios. El riesgo de estar afligid, es que te puede llevar a tomar desiciones que te lleven a separarte del Señor.

El Señor me habló una palabra muy fuerte para los solteros. El me llevó a 1ra de Corintios 7.32, que dice: "Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer."

Nota que dice que los solteros no deben tener congoja o aflicción. Parece ser que los solteros de aquel tiempo sentían lo mismo que muchos sienten hoy. Pero la soltería debería ser apreciada en vez de rechazada, ya que es la edad en al que se puede buscar y servir a Dios como en ninguna otra etapa de la vida. El soltero tiene la oportunidad de cuidar de las cosas del Señor y de cómo agradarlo, pero el casado tiene cuidado de su esposa y busca agradarla a ella, teniendo cuidado de las cosas del mundo. El día que te casas, vienen nuevas aflicciones que te distraen de la búsqueda de Dios.

Por eso el Señor me dijo acerca de los solteros: “Diles que yo entiendo cómo se sienten, pero que ellos entiendan cómo me siento Yo cuando están afligidos por querer tener pareja en vez de estar agradecidos por poder agradarme a mí”. ¿Cómo crees que se siente Dios cuando dices que prefieres agradar a una mujer en vez de aprovechar el tiempo para agradarlo a El?

El Soltero más cotizado

Jesús es el joven adulto por excelencia. El tenía 33 años y era soltero al final de su ministerio., en una época cuando los jóvenes se casaban entre los 15 y 18 años. En proporción, es como que hoy tuviera 45 años aún sin casarse. El no se sintió mal por eso, sino que lo aprovechó. El escogió la edad y el estado civil más apropiado para dedicarse al Padre. Un joven adulto tiene la pasión de un joven pero ya tiene sabiduría. Tiene cierta independencia pero aún aprende. Tiene recursos y pocas responsabilidades. ¡Es una gran época para servir a Dios!

Si eres joven tienes la oportunidad de dedicarte a El todos los días. Por supuesto que los casados pueden hacerlo también. Pero la edad de la juventud es especial para desarrollar tu relación con Dios. Aprovéchala. Agradece a Dios por estar soltero. Recuerda que el mismo Jesús fue soltero. No fue casualidad. El escogió eso para poder dedicarse a servir a Dios plenamente. Ya llegará el día en que te cases. Pero mientras, goza de la vida y de tu Señor.

Por Pastor Rodolfo Mendoza del Ministerio Cash Luna

jueves, 23 de abril de 2009

¿Qué significa tener una relación personal con Dios?

El tener una relación personal con Jesucristo comienza al momento de darnos cuenta de nuestra necesidad de Él, admitiendo que somos pecadores, arrepintiéndonos de nuestros pecados, y pediéndole que entre a nuestros corazones para ser la autoridad en nuestras vidas. Dios, nuestro Padre celestial, siempre ha deseado estar cerca de nosotros y tener una relación personal con nosotros. Antes que Adán pecara en el Huerto del Edén (Génesis capítulo 3), tanto él como Eva conocían a Dios íntimamente, a nivel personal. Ellos caminaban con Él en el Jardín y hablaban directamente con Él. Debido al pecado del hombre, fuimos separados de Él. Él es perfecto, y no puede vivir entre el pecado. Antes que Jesús muriera en la cruz, la gente tenía que sacrificar animales cuando pecaba, porque la Biblia dice que el pago del pecado es muerte.

Lo que un gran número de gente no sabe, ni se da cuenta, o no le interesa, es que Jesús nos dio el regalo más asombroso – la oportunidad de pasar la eternidad con Él y Dios el Padre si es que creemos, o confiamos en Él. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23). Dios envió a Su Hijo para que llevara nuestro pecado, fuera muerto, y luego fuera levantado nuevamente, obteniendo Su victoria sobre el pecado y la muerte. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” (Romanos 8:1). Si aceptamos Su regalo, nos hacemos aceptables ante Dios y podemos tener una relación personal con Él.

Debemos incluir a Dios en nuestra vida diaria, de la misma manera que lo haríamos con cualquier otro miembro de nuestra familia, solo que éste sería ¡muchísimo más importante que cualquiera! Debemos orarle a Él, leer Su Palabra, y meditar en sus versos en un esfuerzo por llegar a conocerlo mejor y estar dispuestos para hacer Su voluntad. Debemos orar por sabiduría, que es uno de los más grandes bienes que podemos tener. Debemos llevarle nuestras peticiones a Él, haciéndoselas en el nombre de Jesús. Jesús dijo, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de.” (Juan 15:16) Jesús es quien nos ama lo suficiente como para dar Su vida por nosotros, y Él es quien formó el puente sobre el abismo que había entre Dios y nosotros. Y Dios es quien envió a Jesús para hacerlo; ellos son Uno y el Mismo, y ambos merecen todo nuestro honor, alabanza y adoración.

El Espíritu Santo también es Dios; Él es esa “parte” que nos ha sido dada como nuestro Consolador. Jesús dijo antes de morir: “Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador; para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros.” (Juan 14:15-17), y después de que Él murió, el Espíritu Santo se volvió accesible para todos los que sinceramente buscan recibirlo. Él es quien ahora vive en los corazones de los creyentes y jamás los dejará. Él nos aconseja, nos enseña las verdades, y cambia nuestros corazones. Sin la obra del divino Espíritu Santo, no tendríamos la habilidad para luchar contra el mal y las tentaciones. Pero puesto que lo tenemos en nosotros, comenzamos a producir el fruto que viene de permitir que el Espíritu nos controle: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza (Gálatas 5:22-23).

Esta relación personal con Jesús nos es tan difícil de obtener como podríamos pensar, y no hay una fórmula misteriosa para conseguirla. Tan pronto como nos convirtamos en hijos de Dios, recibimos al Espíritu Santo quien comenzará a trabajar en nuestros corazones. Debemos orar sin cesar, leer la Biblia y unirnos a una iglesia de creyentes bíblicos; todas estas cosas nos ayudarán a crecer espiritualmente. Confiando en Dios para que nos ayude día con día y creyendo que Él es nuestro sustentador, es la forma de establecer una relación con Él. Aunque no podamos ver cambios inmediatos, comenzaremos a verlos con el tiempo, y todas las verdades se nos aclararán cada vez más.